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La fama de los puros
Los puros, además de ser una experiencia sensorial que forma parte casi de un ritual, han sido vistos como signo de fuerza o seducción. Además, han sido compañeros de muchas figuras públicas: Charles Chaplin, Víctor Hugo, Pablo Picasso, Albert Einstein, sólo por mencionar algunos. Te compartimos tres de nuestras anécdotas favoritas en las que los puros han sido excelentes coprotagonistas de personas de fama mundial.
Se considera que Sigmund Freud fumaba aproximadamente 20 puros al día: mientras consultaba, mientras leía, cuando escribía y hasta al caminar. Sus fotografías más icónicas son sosteniendo un habano. El padre del psicoanálisis fue conocido por sus teorías sobre el comportamiento humano a partir del análisis de los conflictos sexuales inconscientes que se originan en las primeras etapas de desarrollo. Por eso, una de las anécdotas más entrañables sobre este personaje fue cuando se le consultó sobre si el puro se podría considerar, en sus palabras, un «objeto fálico». Ante la pregunta, se limitó a responder que «a veces un puro es sólo un puro».
La que es considerada por varias personas como la mujer más bella de México, María Félix, «La Doña», vive en el imaginario colectivo con sus ojos grandes, su ceja levantada y fumando un puro. La intérprete de «Doña Bárbara» sostuvo que conservó el hábito de fumar puro como una manera de homenajear a quien fue su marido durante 18 años, Alejandro Berger, quien le enseñó a disfrutarlo.
Winston Churchill es una de las figuras políticas más importantes en la historia. Su estrategia liderando al Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial fue decisiva y sus planes fueron fraguados, muy seguramente, con un puro en la mano. Cuenta la anécdota que alguna vez un diplomático le dijo: «No fumo, no bebo y duermo mucho. Por eso estoy en forma al 100 %», a lo que Churchill respondió: «Bebo enormemente, duermo poco y fumo puros. Por eso estoy en forma al 200 %».
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